Juno son María Zahara Gordillo Campos y Martí Perarnau IV. Los presento por su nombre, porque la etiqueta por sus trayectorias en solitario como Zahara o Mucho, aquí no es necesaria incluirla, porque esta conjunción de planetas en un mismo universo, sale libre, con una total transparencia en sus diálogos.
Juno son dos personas que conectan y se retroalimentan haciéndonos sentir sus historias en un viaje musical, donde se destapan y nos muestra en un perfecto equilibrio, lo que cada uno aporta con sus vivencias reales.
Os tengo que ser sincera, esperaba ver éste directo, y no porque lo escuchado no me gustará, si no por la carga de efectos que tienen los temas de Juno, uno escucha la música en diferentes lugares, pero siempre hay algo o alguien que en algún momento eclipsa por un instante tu atención, y en este caso un directo es la mejor forma para experimentar al 100% todas las sensaciones que te aporta ése sonido, y os explico esto porque Juno consiguió un viaje sensorial y visual en el que nos supieron adentrar a la perfección en su mundo y alejaros de la «realidad» del otro mundo, y a mí me fascina cuando sucede eso.
Dentro del Festival Mil·lenni, en la Sala Barts ( Barcelona), con un escenario íntimo, aún que repleto de «aparatos» y con todas las luces necesarias para recrear el compás del ritmo de las canciones, nos hicieron envolver en su diálogo.
«Yo ya te dije», seguido de un «ah» en expansión… la primera frase que abrió el directo , al colocarse cada unx de ellxs en sus asientos, para manejar la nave con todo los instrumentos, que no son pocos: teclados, pianos, sintetizadores, guitarras, micrófonos… y dar comienzo con «_BCN626» (nombre del álbum debut, coincidiendo con el primer tema de este), como si el escenario fuera esa habitación de hotel donde íntimamente nos dejaron ver su unión y conexión y consiguieron hacer que viveramos el presente, y eso es un regalazo.
María, con los ojos pintados con su antifaz, que a mí me evoca a pensar en un ave cósmica ( puestos a imaginar, con grandes alas y de colores), deja los teclados, arranca con guitarra en mano y da inicio a « _He visto cosas que sólo tú has visto», tema que me evade de una manera hasta mística. En directo os aseguro que la mente viaja a un lugar donde hay permiso para levitar, te hace sentir una sensación que sigue guardada pasado el momento, se recuerda y te transporta a ese instante, y eso es la magia del directo, de un buen directo, que perdura.
Ellxs, en algún momento se mostraron tímidxs, porque lo son y una cosa no va opuesta a la otra, puedes compartir tu alma con mil más y a la vez sentir timidez, porque no nos olvidemos, la música es personal, es una vida que cuenta y se expresa.
Agradecidos de la acogida de su proyecto, de como responde el público, al cual nos dicen, que nos sintamos totalmente libres de aplaudir en el momento que queramos, sin esperar un final de tema porque además iba ser todo fluido, sin guión, enlazando temas sin pausa o temas con explicaciones previas. Martí decía: «Debéis pensar que parece la escena de retransmisiones alemanas con todos los aparatos que tenemos, pero esperamos llevar bien el control de la nave, y os agradecemos, flipando que nos transmitáis que os gusta nuestra fricada de música», a lo que yo agrego: benditxs «frikis».
Con su sonido cósmico, flotante y sus temas existenciales y carnales, nos hacen el recorrido primer disco, en el que «-A Dos Metros Bajo Tierra» sonaba como si estuviéramos en esa sagrada familia que nos cantan; María se mueve con gran soltura por sus instrumentos, ella es nueva en ese terreno de sintes, pero la verdad es que la química que tienen con tan solo una mirada, hace que cualquier sonido encaje, y es que aún que Martí sí está acostumbrado a ello, ir de la mano juntos, les hace volar aún más alto.
«_Los Otros» sonó mucho más cañero y con un sonido mucho más disco, donde además, las luces, jugaban un gran papel, acompañado en todo momento, como si del latido de un corazón se tratará y en donde el fondo del escenario también interpretó su papel en el que se deja ver un blanco impoluto en ocasiones y una oscuridad profunda en otras.
Esos destellos de luz, iban con María cuando se subió a una especie de tarima «ring» , dejándose llevar por el subidón del momento, en un tema instrumental que terminó de golpe con apagón de luces incluido dejándonos con una energía en el cuerpo tremenda. María al volver a su asiento, añadió » yo estoy ya mayor para esto creo, porque no sé como hacia yo para cantar y bailar a la vez», pero es que se marcó un buen bailoteo y el público supo recompensar ese momento con un gran aplauso, incluso escuchando a una asistente gritar «enhorabuena chavales».
Agradecían a todxs los que hicieron posible que ellxs estuvieran encima de un escenario tan cuidado y rodeados de un equipo que mima hasta e último detalle, a la organización del festival/sala. Personalmente quiero felicitar a Ezequiel, por su trabajo con las luces, ¡que maravilla de acompañamiento!
Martí presentaba a María Zahara y viceversa , y se dedicaban unas palabras » Martí es una maquina de los sientes» , y nos volvían a dar las gracias por estar y apostar por ellxs, chocando esos puños entre medio de sus instrumentos.
Me gusta la manera que tienen de crear la voz, como si de una conversación interna se tratara, donde un pensamiento te resuena y además te hace pensar en calma. Me gustan esas letras que te preguntan y te hacen cuestionar cosas, incluso cosas escondidas que salen sin miedo… terminar adentrada en un sonido que baila con tus sentimientos, «-Domingo de Resurreción» es prueba de ello, en el que además ése dialogo es intenso, incluso desgarrador, por el sentimiento de pasión que acompaña cada frase, con un sonido cósmico abrazado a ése piano que eriza los poros.
Si os digo «Puede que me deje llevar puede que levante la voz» , seguramente muchxs de vosotrxs reconocéis ése «So Payaso, de Extremoduro«, pero escuchar esa primera frase en boca de María, acompañada de teclados, de una manera que no esperas y de la que te deja la cabeza loca, porque mola esa forma de hacerla… pues eso hicieron, marcarse un «so payaso». Pero eso no era todo, seguidamente, Martín se unió con el tema de Alicia Keys « fallin‘«, entrelazando sus voces en el estribillo, un momento en el que cada uno narrar una canción totalmente distinta, dejándonos a todxs con la boca abierta, eso es Juno.
Viajar con temas como «Manitoba Faraón» , «con esos animales mitológicos» es un buen fin de viaje, y es que de esa manera tan sideral nos decían un hasta pronto, dejándonos las llaves de ese Hotel en el que deseamos alojarnos una y mil veces.
Y como dicen en el tema de «_Casamurada», adaptando la frase a su directo, el viaje nos lo hicieron, no hacía algún lugar, sino hacia nuestras entrañas. Donde consiguieron hacernos conciliar con nuestros fantasmas, porque son dos universos, dos locos por el aire que intentan mantener los pies en la tierra,» _La Aseguradora de Incendios» que crean la Gran Conjunción, como se diría en astrología, y eso es cuando Júpiter y Saturno se encuentran en la esfera celeste, y aparece esa unión. Pues eso es Juno y en Algo Suena En Mi Nube, nos alegros de haberlos encontrado, en esta vida en la que « siempre hay una vida esperando«.
Gracias al Festival Mil·lenni por hacerlo posible, junto con la Sala Barts y conseguir que la cultura siempre sea segura, porque no me cansaré de repetirlo, ¡la música es vida!
Si os habéis quedad con ganas de más Juno, podéis leer la review del disco aquí .