En la pasada edición de Secreto a voces by San miguel ( en el bar la Rubia, de Barcelona), pudimos disfrutar de la virtuosidad musical de Francisco Contreras Molina, más conocido como «El Niño de Elche» y su inseparable compañero a la guitarra, Raúl Cantizano.
Cuando tienes delante de un escenario a un cantautor multidisciplinar que a sabido darle una vuelta de tuerca a sus orígenes flamencos y sabe crear una fusión con diferentes estilos, sólo queda esperar que te sorprenda con su arte.
Nos hizo un viaje por sus temas, donde viajamos con su «colombiana» , con su «Memorial de Cante en mis Bodas de Plata con el Flamenco« y por esa «Antología del Cante Flamenco Heterodoxo» con «Fandango Cubista de Pepe Marchena» con la explicación de intentar acercarse a esa utopía de fandangos cubistas.
Nos comentaba que le gustan los conciertos así tan cercanos, porque el canta flamenco en la intimidad y es mucho más profundo cuando esta tan cercano.
Su particular lenguaje sonoro incluso camaleónico, donde busca la fusión y la harmonía con diferentes sonidos, refleja el constante camino que el artista traza por innovar y evolucionar con su música, por que al final es eso un viaje de vida, donde esos versos te acompañan al caminar, y el camino, ya sabemos que no siempre es igual, que muta y que nos hace cambiar.
Su voz baila entre suspiros y gritos, que nos mueve con u cantar a emociones que van más allá de o que se pueda expresar con palabras, es dejarse acariciar los sentidos, con su pasión a la hora de regalarnos su arte y desnudar su alma, y la verdad es que consigue echizarnos con su flamenco no flamenco, que llega a transportarlo hasta la psicodelia y establecer un frenesí sonoro, pero todo esto in olvidar el arte de Raúl a la. guitarra porque, señoras y señores eso es un don, llenar los ojos de admiración por lo que estas sintiendo y viendo con esa voz que sabe dar giros improvisados y esa guitarra que le abraza , es tener las suficientes tablas para llenar un escenario, y eso es arte y un verdadero regalo para les que les disfrutamos.
El niño de Elche es una explosión de creatividad, de emociones y de expresar sin tapujos su opinión y de una continua búsqueda de aprendizaje, porque el arte de sus entrañas es innegable.
Gracias por dejarnos formar parte.
¡viva la música!
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