En los entresijos del backstage de cada festival, Rafa Val (Murcia, 1988) siente y sufre la tensa espera. Vive esa previa eterna antes de subirse al escenario con una impaciencia coherente. Parece haberle cogido el truco a los tiempos. Estira, se ríe, incluso acepta fotografías y camina. Seguramente, se trata de una forma peculiar de analizar cada rincón del recinto. Luego, en el momento del despegue, cuando los nervios empequeñecen a cualquiera, él respira feliz, se instala en su hábitat, porque en realidad ha nacido para exponerse. A pleno vuelo, en el show, no se deja nada, va a degüello desde el segundo inicial.
Esa actitud de rockero de raíz que exhibe no se convierte en una simple pose de cara a la galería. En Viva Suecia, su efervescente banda, el postureo abarca poco espacio. Sí se desprende en el comportamiento de Rafa la pasión que siempre ha mostrado hacia los hermanos Gallagher, Enrique Bunbury o David Bowie, entre otros referentes del oficio. Justamente de eso, de dignificar el oficio, va el asunto.
Profesor de música, aunque habitual de los empleos temporales en fábricas y hostelería, al murciano se le intuye hoy una sensación reconfortante. No en vano, puede dedicarse a lo que siempre había perseguido; hacer canciones y cantarlas.
Hace unos días, Santos, medio cuerpo del dúo de productores Santos&Fluren, me confesó que se enamoró de la voz de Rafa tras oírle en una colaboración para otra banda, ya que antes no le había prestado suficiente atención al trayecto de los ‘suecos’. Curiosamente, en El amor de la clase que sea, el último álbum de Viva Suecia, la voz de su cantante suena más limpia que nunca. Escapa de la distorsión y la oscuridad de los anteriores trabajos, tan lícitos y brillantes como el último.
Santos&Fluren produjeron El amor de la clase que sea entre la Casamurada y Blind Records, una obra que ha modificado el paso y ha abierto el abanico de la banda, aunque no ha renunciado a su esencia.
El poder vocal y la destreza para la guitarra del artista se dejaron ver de nuevo por un festival durante esta Semana Santa, concretamente en el San San, el primer recital al aire libre de la temporada. Viva Suecia también estrenaba gira veraniega. Después de algún problemilla de logística para llegar a tiempo a la prueba de sonido, los ‘suecos’ destrozaron pronósticos con un show repleto de energía e inundado de adeptos. En esta ocasión, por las restricciones de tiempo que exigen este tipo de eventos, a Rafa no se le vio coquetear con el piano.
El título de este artículo, en todo caso, se refiere a una frase que el mismo protagonista soltó para una entrevista en su tierra; ‘Solo soy un guitarrista que canta’. Probablemente no estemos muy de acuerdo en eso.
Mi primera experiencia con esta banda fue en Girona, aún tengo la voz de Rafa (el que dice ser un guitarrista que solo canta) incrustada como banda sonora en la piel, me costó arrancar a bailar, saltar y cantar, porque rompieron todas mis expectativas en los primeros minutos del concierto y quedé ensimismada en la pista, puestos a confesar como Santos, confesaré que también me enamoré de la voz de Rafa… hasta el próximo encuentro!!!